Vendimia

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Se que tengo este espacio, mi rinconcito mendocino, sumamente abandonado.
Se que mis razones son por demás entendibles y enhorabuena, como diría mi amigo en España, el no pasar tan seguido por aquí significa no la falta de añoranza, pero si de tiempo para pensar en extrañar.

Hoy me ocupan otras cosas, pero no dejo de acordarme de mi Mendoza todos los días de mi vida, pienso en cómo sería si estuviese esperando mi suricato allí, lo hubiera tenido en el Policlínico de cuyo o en el Hospital Español?

Me puse como meta volver a Mendoza un tiempo después del nacimiento de mi bebito, porque me gustaría que viva y crezca en el lugar en el que yo fui tan feliz.
Por ahora, guardo mis recuerdos en un rinconcito de mi corazón, para contárselos uno a uno a mi suricatit@.
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Por otra parte, este tiempo de vendimia siempre me bajoneó bastante, cuando estaba en Mendoza era una época que particularmente me encantaba, se hacían muchas ferias de microemprendimientos de las que participaba con mis cosas o las cosas de mi gran amiga ceramista Raquel Peña y Lillo; íbamos a distintos eventos vendimiales, el olor a vino por la calle, las reinas caminando por la Peatonal, las fotos de las candidatas en los negocios... todo eso que me acompañó desde tan chica...

Siempre, de alguna manera, conseguíamos entradas para ir al acto central, pero nos gustaba ir a las repeticiones en las que siempre tocaba alguna banda (allí vi por primera vez a Los Cadillacs, inovidable).

Porque para uno, más allá del comercio y marketing que se vive hoy en día, el vino es parte de nuestra historia, nuestra cotidaneidad. Me pasa a veces indignarme escuchando a gente hablar sobre vino cuando en su vida ni siquiera visitó una viña.... quién de nosotros no tiene o no conoce al menos a alguna persona que tenga como mínimo un parral en su casa??

Hoy te extraño, Mendoza en tiempo de vendimia, y en un par de semanas, mi casa porteña se vestirá de fiesta, con tonaditas desde el sábado por la mañana, unas tortitas que tengo reservadas para desayunar con mate, unas empanaditas con mucha cebolla, bien mendocinas para almorzar. Y una copa de vino que se extienda hasta la noche, para brindar.

Salud, vendimia.

Y un beso para todos!