7.12.10

veintediez

Está terminando el año, unos días quedan nomás de este 2010.

Qué año raro... un año que me deja una sensación de cosas injustas, una necesidad de explicar lo inexplicable, un desazón en el medio del alma, un improperio en las ganas de confiar.

Después de 8 años aquí, es la primera vez que paso tanto tiempo sin visitar mi tierra. Por una cosa, por otra, hacen casi 10 meses que no estoy por allá. Y esto en mi estado anímico ha repercutido terriblemente.

Que me he puesto algo negativa, malhumorada, que le encuentro la quinta pata al gato en todo, que todo me molesta, que cosas del otro me molestan, que tolerancia me la llevé a diciembre, que en el fondo proyecto en el otro mis propias frustraciones y eso me hace bastante mal.

Ayer escribí en un papel todos los sentimientos negativos que me abarcaron en este 2010, todas mis miserias, mis dolores y tristezas. Como despojo de todo eso, prendí fuego ese papel y pude ver cómo en cuestión de segundos se hizo polvo. Como mis oscuridades. Polvo serán.

Tomo aire porteño, me lleno las entrañas de sol y calor. Sigo hacia adelante, con el mentón hacia arriba y los ojos mirando al cielo.

Falta nada, unos días nomás, para estar nuevamente en casa.

¡¡¡¡¡Soy feliz!!!!!

2 comentarios:

  1. Laura volvés a Mendoza?
    Y sí, fue un año raro, movido.

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  2. Haremos todo lo posible en ese sentido, Viole.
    Al menos ya me estoy reproyectando allí y eso para mi es muchiiiisimo! ;-)
    beso

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