3.10.12

A veces tengo ganas de escribir





A veces siento que no me alcanzará lo que reste de mi vida para hacer todo aquello de lo que me perdí durante estos años de tristeza y melancolía.

Como si un velo se hubiera descorrido, regalándole colores a mi vida, entendiendo que de todos los momentos sale algo bueno, que la felicidad siempre está ahí, latente, solo hay que saber mirarla, olerla, tocarla, disfrutarla.

A veces pienso, también, en qué estaba pensando por aquellos días tan tristes; a qué me estaba aferrando, a quién estaba esperando. Un toque mágico, una estrella fugaz, algo mágico que me devolviera la sonrisa genuina perdida.

Insisto en que por momentos siento que no me alcanzará el tiempo que me queda para disfrutar del cielo azul y de las lluvias, de las comidas ricas y los momentos con amigos; de leer todos los blogs que quiero leer, de hacer todos los proyectos creativos que quiero hacer; de cumplir con algunas utopías de esas que siempre soñé...

Hace un tiempo, no tanto tiempo, una persona con la que me frecuentaba me dijo que se alejaba de mi porque todo era oscuro. Porque percibía una negatividad que le hacía mal, la dañaba y no la soportaba. Por aquellos días lloré sintiendome incomprendida, desolada, sola, espantosamente sola. El mundo era una real mierda y todos los que estaban subidos en el barco de la felicidad también lo eran. Era diciembre de 2010. Por aquellos días, dolida, muy, escribí en un papel todas mis miserias. Mis tristezas, mis melancolías, mis pesares, mis oscuridades. Lo prendí fuego en la 'churrasquera' y así junto con el humo los vi irse. Uno por uno. Arder, esfumarse, desaparecer. Me propuse salir, me propuse nunca más irradiar negatividad, me propuse volver a mi luz. Volver a ser yo, la que dejé años atrás al pie de la montaña, mientras el auto se alejaba y yo me convertía en lágrimas desoladas. En pedazos de yo. En un poco de yo. En tan poco de mi.

Ha sido un largo camino de casi 2 años de re.encuentro conmigo. Con lo que siempre fui, con mi luz, mi alegría, mis ganas de vivir. Han sido muchos años pasados de verdadera depresión, oscuridad y poco valor por la vida. He sido madre, he transitado distintos caminos. He indagado en mi historia personal, he comprendido modelos de los que me cuesta correrme pero a los que no quiero llegar.

Don del perdón. No es poco. Si pudiese, pediría perdón a aquellas personas que me aguantaron estos años. Porque por cariño de hermandad me han soportado mis familiares más cercanos y amigos de esos que... bueno, de esos hermanos que uno elige en el camino de la vida. Pero en estos largos años, bastantes años, suficientes años, muchos que no saben casi de mi también aguantaron mis miserias. Me bancaron, me mandaron a la mierda. Estuvieron a su modo y ninguno de ellos pasó por mi vida en vano. De todos, aun de los que dolieron y a los que yo dolí, me llevé algo en el alma.

Porque también he comprobado la importancia de la medida de las palabras. Parábolas como dardos, decía un libro en la biblioteca de mi viejo. Resuena aquella frase en mi. Palabras que a veces son dardos, que llegan profundo sin darnos cuenta. Que largamos al aire sin más. Que pueden cambiar el destino y la historia del que nos escucha. Sin quizás nunca saberlo.

El camino es largo. Queda mucho por ganar, mucho por aprender, mucho por disfrutar. Mucho por agradecer, me alcanzará lo que me queda de vida? Y si me muero esta noche? Me muero sabiendome en la búsqueda, me muero tratando de alcanzar de una vez mis sueños. Me muero disfrutando de la última bocanada de aire. Me muero sonriendo.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Y hoy puedo verlo sin velo.
Puedo verlo.

1 comentario:

Ale dijo...

Todo es un proceso Laumza, un proceso que en ocasiones es depresivo, odioso y donde no nos sentimos parte de nada y en otro momento nos damos cuenta de que sí, que entre tantas cosas malas hay un montón de buenas, pero que no podemos ver por estar tan concentrados en las otras.

Aunque ya nos perdimos el rastro, recuerdo tus épocas depresivas como también las mías, y hoy puedo verlas aceptándolas, también lamentando el tiempo que perdí por aquel entonces, pero sabiendo que esa fue la única manera de llegar a donde estoy hoy, mas contento con quien soy y con las cosas que elijo.

Como leí una y otra vez, uno no puede unir las cosas hacia adelante, solo lo puede hacer hacia atrás. Y ahí entender.

La vida, las personas, todo forma parte de eso a lo que le das gracias a vos; pero sobre todo a vos misma, que no dejaste que el mundo te aplastase :)

Un beso rubia!